El vuelo 370 de Malaysia Airlines (y lo que provocó en mi mente viajera)

En la madrugada del sábado 8 de Marzo un avión modelo Boeing 777 dejó el aeropuerto de Kuala Lumpur con destino a la ciudad de Beijing, y después de no más de 1 hora de haber despegado este inmenso aparato simplemente desapareció con más de 200 personas a bordo…

Muchos (o pocos en realidad) son los detalles y misterios de los que han hablado los principales diarios y noticieros; que el avión se salió de la ruta, que a bordo iban dos pasajeros con pasaportes falsos, que nunca se emitió una señal de ayuda, etc., pero… ¿se imaginan las 227 historias de las personas que desaparecieron junto con el avión?

Para mí las tragedias en las que se ven involucrados otros viajeros siempre me pegan en una parte muy sensible del alma, en primera por el hecho de pensar que las personas desaparecidas (o muertas) truncaron de forma repentina e inesperada un sueño por el que seguramente se ilusionaron y esforzaron meses atrás, y en segunda por todos aquellos amigos, familiares y conocidos que vivirán sin saber exactamente qué fue de su ser querido en los últimos instantes que tuvo vida.

Ante tan impactante noticia de la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines me he puesto a pensar a conciencia lo siguiente:

¿Qué es lo que yo pediría a mis amigos si algún día desaparezco estando de viaje?

1. No me busquen por un tiempo prolongado.

No creo que sea sano vivir más de un par de meses con una angustia tan grande y con la preocupación/ansiedad de preguntarte todos los días ¿Dónde estará? ¿Estará vivo? ¿Qué habrá pasado? Sé que será difícil encontrar el punto donde las esperanzas de volverme a ver sean casi nulas, pero una vez encontrado dicho punto, por favor dejen de preocuparse y dedíquense a prepararme una despedida.

2. Háganse a la idea de que me fui haciendo lo que más me gusta.

No pierdan el tiempo, sus energías y mucho menos sus recursos en averiguar qué fue de mí, si he desaparecido muy probablemente nunca lo sabrán, así que en definitiva no tiene caso seguir pensando en ello. Estoy seguro que muchos viajeros, antes de iniciar una travesía, hemos experimentado el sentimiento, miedo o  sensación de que tal vez no haya regreso a casa, pero aun así continuamos con los planes porque sabemos que tal vez no haya segunda oportunidad para descubrir esos lugares recónditos, para ver esos paisajes espectaculares, para experimentar en carne propia una cultura diferente, etc.

¿Qué tal vez no haya visto todo lo que a mí me hubiera gustado?
baaah! Yo creo que para eso tal vez me harían falta al menos 3 vidas.

3. Despídanme, aún y cuando no esté mi cuerpo presente.

Seguramente dejaré algunas pertenencias en casa, así que me gustaría que aquello que llegó a ser mío se comparta con aquellos a los que les haya dejado huella. Todo lo que fue mío, y que pueda hacerse cenizas, será útil para que se cierre de forma definitiva mi paso en esta vida.  El hecho de incinerar a una persona (o en este caso las pertenencias) creo que representa un acto en donde los más allegados se despenden de la presencia física. Un funeral no debe ser algo precisamente gris y entristecedor, así que tomen todos las fotos de los viajes que haya hecho, o de los viajes que yo les haya inspirado, y compártanlas con todos los presentes, de este modo puedo casi asegurarles que los recuerdos generados serán en un 99.9% recuerdos alegres de experiencias que cambiaron mi vida y la de muchos otros.

4. Quiero seguir viajando y que por supuesto ustedes también sigan haciéndolo.

Si la idea no les resulta muy «creepy”, prepárense el viaje que siempre hayan querido hacer y pídanle a quien sea que conserve “las cenizas” que les obsequie una porción lo suficientemente pequeña para que no estorbe en el equipaje, pero lo suficientemente significativa para que no me confundan con simple polvo. Creo yo que algo más o menos del tamaño de una caja de tic tacs (las pastillas) estaría perfecto.

En este viaje que se hayan armado en mi honor, asegúrense de haber hecho al menos 1 cosa de la siguiente lista:

  • Desvelarse platicando con algún o algunos otros viajeros
  • Ponerse un poco (sólo un poco) borrachos con alguna bebida típica del lugar
  • Haber dormido en un hostel y en una habitación compartida
  • Cenar, comer o desayunar completamente solos en el restaurant que más “nice” se  cruce en su camino.

Luego de que hayan cumplido con algo de la lista y antes de que termine su viaje les pido algo muy simple:

¡Déjenme en ese lugar que los haya hecho sentir más vivos que nunca y que los haya impresionado tanto como para perder el aliento!

Imagen

¿Ustedes que pedirían?
¿Estoy loco?

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